El Principado de Mónaco ha anunciado que la boda civil de Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock se celebrará el 8 de julio del próximo año, al día siguiente, el 9 de julio, tendrá lugar la ceremonia religiosa
Alberto de Mónaco anunciaba hace un mes la inesperada noticia de su compromiso con la ex nadadora sudafricana, Charlene Wittstock, y desde entonces todas las miradas están fijas en el Principado pendientes de la última hora de la Boda Real. De cada uno de los detalles que ya han trascendido a lo largo de estas cuatro semanas desde el pasado 23 de junio: el novio reveló al periódico Nice Matin al día siguiente del anuncio de su boda que el enlace tendría lugar el verano que viene y la novia desveló en su primera entrevista su inmensa alegría por su matrimonio, su firme compromiso de cumplir las expectativas y que el deporte y la infancia serán sus principales áreas de trabajo como Princesa. Y de los datos que trascenderán hasta el mismísimo gran día.
Pues bien volvemos a tener nuevas: ya hay fecha de boda. Ahora la Casa Principesca acaba de anunciar en un escueto comunicado oficial que la pareja se casará el sábado 9 de julio de 2011 por la Iglesia y la víspera, el viernes 8 de julio, contraerá matrimonio por lo civil en el palacio Grimaldi. Aún no se ha confirmado el lugar donde se celebrará la ceremonia religiosa, aunque todo apunta que será en la Catedral de Mónaco, donde Raniero y Grace de Mónaco contrajeron matrimonio en 1956. De lo que tenemos constancia es que será un acontecimiento de trascendencia mundial al tratarse de la primera Boda Real de un soberano monegasco desde que el príncipe Raniero se casó con Grace Kelly, y convirtió el pequeño país en un gran reino de película.
El compromiso pone el final de cuento a una larga relación de cuatro años. El soberano monegasco conoció a la nadadora sudafricana en el año 2001, pero no fue hasta cinco años después cuando se confirmó públicamente su noviazgo. Las Olimpiadas de Invierno en Turín de 2006 fue el marco elegido por Alberto de Mónaco para presentar a su novia dejándose fotografiar como dos espectadores enamorados. Desde entonces, el Príncipe no sólo no ha ocultado su amor, sino que además ha hecho un sitio a Charlene en numerosos actos oficiales y ella, con permiso de las princesas Carolina y Estefanía, ha ejercido de manera impecable su improvisado papel de Primera Dama. Tanto es así que sus conciudadanos siempre han visto con buenos ojos que la sirena de Mónaco ocupara el hueco que dejó un día la princesa Grace. Desfiló como toda una princesa junto a su príncipe en su puesta de largo ante la realeza: el enlace de los príncipes Victoria y Daniel.