Si la Boda Real de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton se espera tradicional y emotiva, los preparativos de las nupcias de Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock apuntan a un enlace más personalizado y a la medida de los novios, a costa de algunas costumbres reales, pero sobre todo a uno más democrático que suponga una ocasión de verdadero júbilo popular.
Con tal fin, el escenario religioso será al aire libre. Se darán el sí, quiero ante miles de invitados en una ceremonia, que no tendrá como decorado la catedral, sino el palacio, y que permitirá a un gran número de ciudadanos que puedan ser testigos del feliz acontecimiento, junto al centenar de testas coronadas, Jefes de Estado y otras personalidades ilustres invitadas al enlace. Unas 4.000 personas podrán entrar en el Palacio Grimaldi para presenciar, sentadas, los votos matrimoniales de los ilusionados novios. La ceremonia religiosa, que será oficiada por el arzobispo de Mónaco, Bernard Barsi, tendrá lugar en el patio de honor, pero el público que acceda al recinto podrán compartir los momentos claves gracias a unas pantallas gigantes, según indicó el servicio de prensa de Alberto II en un comunicado.
Se casarán por lo civil el 1 de julio -primero de los dos días declarados festivos en el Principado- a las 17:00 horas en la más estricta intimidad del palacio Grimaldi ante sus 50 íntimos y la íntima ceremonia correrá a cargo del oficial del registro civil de los soberanos, Philippe Narmino.